Se cumplen 30 años de Zoolook, y en enero saldrá una edición especial (que de especial no tiene nada, ya que contiene el mismo audio re-re-re-remasterizado, ningún extra de ningún tipo hasta donde se sabe).
Bueno, el blog Solsticio de Invierno analiza el disco.
Las posibilidades de la voz humana, combinada con el arsenal electrónico característico de Jarre, dieron como resultado este disco arriesgado y sorprendente, de esos que difícilmente entran a la primera pero que el tiempo sabe poner en su sitio porque, muchos años después, siguen siendo rompedores y plenos de calidad y dinamismo. "Zoolook" es un atlas vocal humano, para su preparación este músico francés contó con la ayuda del etnólogo Xavier Bellanger, ya que se pueden escuchar fragmentos de voces en veinticinco idiomas, no sólo los más extendidos sino algunos tan curiosos como el quechua, el aborigen o el malgache. Tal torre de Babel se sostiene gracias a la composición de un genio, y a unas eficaces colaboraciones: Laurie Anderson (de hecho el disco fue grabado en New York, la ciudad de esta extraordinaria artista que pone algunas de las voces del disco), Adrian Belew (el que fuera guitarrista de King Crimson, Zappa y otros), un bajista tan sensacional como Marcus Miller, Ira Siegal como otra guitarra, Frederic Rousseau a los teclados y la batería de Yogi Horton. El resultado es una experiencia para los oídos, y comienza con una de las grandes composiciones de Jarre, "Ethnicolor", la pieza más larga del disco, donde los vocablos étnicos procesados por Jean Michel alcanzan su mayor intensidad, tanto en su primera parte, más intensa y meditativa, como en su final, de un sorprendente ritmo integrado por todo tipo de voces, teclados y percusión hasta alcanzar el clímax. "Diva" tiene un desarrollo parecido, un comienzo suave y un final más rítmico, destacando en ambos la voz desenfrenada de Laurie Anderson, una voz que no aparecía en el origen de este tema, "Music for supermarkets (part 7)". Comienza aquí la segunda cara del disco (que presentaba ligeras variaciones entre el vinilo y la cassette y CD), la más comercial, integrada por las movidas "Zoolook" (primer sencillo del álbum) y "Zoolookologie" (segundo sencillo), y otras tres que podemos situar a medio camino entre la música ambiental y la world music, "Wooloomooloo", "Blah-blah cafe" -que no era sino "Music for supermarkets (part 5)"-, y por último, sin tener mucho que ver con su primera parte, pero siempre interesante, "Ethnicolor II". Más allá del habitual efectismo y grandilocuencia de la música de Jarre, "Zoolook" destaca por un sorprendente colorido, el mismo del que hace gala en el video-clip de "Zoolookologie", mientras que el de "Zoolook" era de un divertido corte futurista con robots y científico loco.
Este caótico muestrario de samplers marca el comienzo de una nueva etapa en la obra del músico francés, más rítmica y encauzada hacia el tecno y las nuevas tendencias, pero sin olvidar el componente sinfónico de su primera época. En "Zoolook" Jarre demuestra las razones del porqué de su reinado al frente de la electrónica: original, arriesgado, pulcro en su acabado, extraño en su comercialidad basada en un cierto vanguardismo... La idea de utilizar la voz como un instrumento más (literalmente) no era nueva pero es innegable que hasta la fecha no ha sido superado. Es de agradecer que determinados músicos no opten por una opción conservadora a la hora de continuar con su obra. Jean Michel Jarre innovó con "Zoolook" y consiguió un disco magistral.
Link en comentarios.